Concurso de Pasabolo Losa para categorías menores y aficionados del Ayuntamiento de Meruelo que fue, ante todo, una gran jornada de convivencia

El principal objetivo estaba claro: crear afición. Hacer que los más pequeños, y los que no lo son tanto, se acercaran a la bolera para sentir por dentro un deporte tan nuestro como es el pasabolo losa. Y a tenor de la respuesta de la gente ese propósito, sin duda, se alcanzó. Con creces. Y es que, la edición de este año del Concurso de Pasabolo Losa para categorías menores y aficionados del Ayuntamiento de Meruelo congregó a más participantes que nunca.

El pasado domingo se celebró en la bolera “El Castillo” de San Bartolomé de Meruelo, el ya tradicional concurso de pasabolo losa destinado tanto a las categorías menores, desde mini benjamines hasta juveniles pasando por los benjamines, alevines, infantiles y cadetes, como a los aficionados en general, federados y no federados. La organización corrió a cargo de la peña San Bartolomé Los Arcos, que hizo todo lo que estaba en su mano y más para que fuera una jornada casi perfecta en la que todos se sintieran a gusto y pudieran conocer un poco más de este deporte tan arraigado en el tiempo. El concurso, un año más, contó con el apoyo y el patrocino del Ayuntamiento de Meruelo. Era la quinta edición y fue un auténtico éxito. Y lo fue porque la acogida fue aún mayor que en ediciones anteriores, superando todos los registros de participación llegando a reunir a 75 personas tirando bolos. Un total de 46 niños y niñas, 10 hombres y 19 mujeres pudieron jugar, algunos por primera vez, a esta milenaria modalidad bolística.

Pero el éxito de esta edición no solo fue por el gran número de participantes, sino que un año más la afluencia de público fue magnífica y con la colaboración de todos los presentes se pudo disfrutar de una gran jornada de convivencia entorno al deporte por antonomasia de Trasmiera. Y es que, no todo fue tirar bolos. También hubo tiempo para reponer fuerzas. Al mediodía todos los asistentes pudieron degustar unas ricas patatas con carne en olla ferroviaria y una paella, al gusto de cada uno. Ya entrada la tarde una fenomenal parrillada sirvió para poner el broche final a una jornada tan intensa. Tal fue la aceptación por parte de los jugadores y del público que acabó echándose la noche encima, algo que hasta este año nunca había ocurrido.

Esa excelente organización y el gran ambiente que se genera ha hecho que, año tras año, este concurso se haya asentado y consolidado y se ha convertido ya en una cita esperada y deseada por todos los niños y niñas, y aficionados en general, de la comarca. En gran medida también por ese carácter festivo que ha adquirido, al margen de lo puramente competitivo. No en vano, se trata más de una jornada de convivencia entre todos, niños y mayores, que de una competición como tal. Es por todo ello que esta cita se está consagrando en el calendario bolístico y una vez más la organización, con la ayuda de todos, consiguió hacer disfrutar a todas las personas presentes de una jornada de pasabolo losa y, sobre todo, contribuyeron a seguir creando afición.